Cuando traes un hijo al mundo, tu vida se llena de preocupaciones: comida, pañales, ropa y una diversidad de utensilios que nos hacen más fáciles las tareas diarias. Pero por otro lado, es tanta la ilusión de ver nacer a una persona que depende de ti en todo, que todas estas preocupaciones desaparecen y el amor hacia ese pequeño bebé puede con todo.
Esta semana ha estado en nuestro estudio Adrian que ya se puso en contacto hace mucho tiempo para que le preparáramos el retrato de su pequeña. La verdad es que que vamos a decir de Miguel que no hayamos dicho ya, lo cierto es que un retrato de un familiar es muy difícil puesto que quizás el artista no conozca a la persona y además que cualquier fallo de un rasgo destrozaría todo el retrato, pero en manos de Miguel dudo que esto ocurra, ya que el parecido a la niña de Adrian es similar a dos gotas de agua, prácticamente iguales. Adrian encantado. Yo como siempre alucinando. Dani Brazal.

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