El príncipe de los apóstoles, como se le conoce a San Pedro, era uno de los doce apóstoles de Jesús. Era pescador de profesión y al que Jesús le dio las llaves del cielo.
Nos ha visitado César directamente desde Madrid para que Miguel le haga un brazo todo de esculturas. Después de hacerse la piedad, se inclinó por hacerse San Pedro en el antebrazo. El resultado como casi la totalidad de los trabajos de Miguel es un roce a la perfección, ya que el volumen que resulta de la escultura es el apropiado como para señalar que el realismo en estado puro brota en el brazo de César. Cada vez que  vienen desde lejos para tatuarse nos agrada mucho ya que vemos que el arte de Miguel se sigue en cualquier zona de nuestra geografía. Dani Brazal. 

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