El sábado era un día con muchísima afluencia de gente en la convención de Madrid. Se respiraba un ambiente de arte por todos lados y era un día idóneo para celebrar un evento tan especial como es la mejor demostración de amor existente: una boda.
Ruben y Maite, nuestros amigos de Vitoria volvían a encontrarse con nosotros en Madrid, y esta vez lo hacían para dejar huella. Recientemente llegados de USA, llegaban a Madrid para demostrarse su amor el uno por el otro, y ¿que mejor manera de inmortalizarlo que con un tattoo?
El sacerdote en este caso era, como no, el inconfundible párroco, que juró sus votos en el monasterio del realismo de la tinta: Miguel Angel Bohigues. Él fue el encargado de poner los anillos en la ceremonía, unos anillos que diseñó él mismo. Vivan los novios. Dani Brazal.




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